La Isla de Tierra del Fuego fue devenida en provincia el 26 de abril de 1990. Con la Constitución más joven del país e Instituciones creadas como pilares de la democracia, fue dilapidando su capital institucional de provincia nueva, adoptando rápidamente los vicios más cuestionables de la mala política. Tierra del Fuego rápidamente pasó de ser “la envidiada Isla del Progreso” a “la isla de la desidia, el amiguismo, la gula política y la corrupción”.
 
¿Qué tiene que ver esta introducción con el título de esta nota? Es simple: para entender la idiosincrasia fueguina hay que conocer el accionar de la política a los largo de estos años. 
 
Tierra del Fuego devenida en provincia elije como su primer gobernador a José Arturo Estabillo, del partido provincial Movimiento Popular Fueguino (MPF). Era una provincia con deuda cero y millones de acreencias a percibir de la Nación. El nuevo gobernador renunció a las acreencias y asumió deudas millonarias bajo la premisa de construir y poner en funciones los nuevos poderes de la democracia.
 
Finalizadas las dos gestiones del primer gobierno provincial de Tierra del Fuego, en sólo 8 años (diciembre 1992 – diciembre 1999), se generó en la novel provincia una deuda pública superior a la que por entonces declaraba la provincia de Catamarca. 
 
Estabillo carga sobre su espalda política la primer muerte de un trabajador en democracia, producto de la lucha gremial: el compañero metalúrgico Víctor Choque, quien fuera víctima de un disparo de arma de fuego por parte de la policía provincial en la lucha emprendida por el sector metalúrgico a partir del brutal plan de ajuste que provocara, entre otros conflictos, despidos masivos y cierre de fábricas.
 
Con el Control público cooptado y neutralizado por el poder político y una Legislatura sin responsabilidad Institucional se allanó el camino al entrante gobernador Carlos Manfredotti, cubriéndole las espaldas al cuestionado gobernador Estabillo. Se sanciona la ley 460 de Emergencia Económica, mediante la cual se reducen los haberes de los trabajadores públicos hasta en un cuarenta por ciento (40 %), violando la Constitución Provincial; se habilita el no pago de las contribuciones patronales a la caja de previsión social; se implementa una jubilación anticipada, que permitió el egreso del sistema activo de jueces y altos funcionarios políticos de la provincia con solo cinco años de aportes jubilatorios, y otras tantas aberraciones.
 
Los presupuestos ejecutados en el último año de gobierno de Jose A. Estabillo (1999) y el primero del Gobernador Carlos Manfredotti (2000) no se presentaron en el marco del control de la cuenta general de ambos ejercicios.  
 
La gran pregunta que, supongo, se estarán haciendo será ¿los órganos de Control que hicieron? La respuesta es que se limitaron a informar al poder Legislativo la no recepción de esas cuentas, las cuales fueron aprobadas en el año 2001 sin objeciones ni denuncias.
 
Nuestra joven provincia solo cuenta con 26 años y padecimos solo seis gobernadores electos: José Arturo Estabillo – MPF (dos gestiones); Carlos Manfredotti – PJ (una gestión); Jorge Mario Colazo y Hugo Coccar – Alianza (UCR- PJ), media gestión cada uno, en virtud de la destitución por juicio político de Jorge Mario Colazo; la primera gobernadora mujer, Fabiana RÍOS – PSP (Partido Social Protagónico – EX ARI), dos gestiones; y, por último, el actual gobierno encabezado por la Dra. Rosana Bertone (FPV – Alianza con CAMBIEMOS).
 
Este relato, algo aburrido tal vez, es necesario para entender por qué afirmo que la transparencia y la calidad institucional en la provincia de Tierra del Fuego “murieron antes de nacer”.
 
Elisa Dietrich
APOC – Tierra del Fuego